viernes, 27 de abril de 2007,18:30
::: Nada :::
Todo comenzó como un simple juego. Iba a su departamento en el centro de la ciudad a escuchar sus discos, a comer palomitas de maíz y ver películas exóticas, de esas que nunca en la vida aparecerían en cartelera de cine. Era mayor que yo, y por mucho, en seis meses más terminaría la carrera que siempre había deseado poder estudiar, y en cinco semanas se casaría. Nos hicimos demasiado cómplices dentro de un juego tierno, vil, déspota, entre sagaces sonrisas y mordaces risas, solíamos deshojarnos con ánimos eternos, sin darle mayor importancia... Lentamente me di cuenta de que no sólo me gustaba oír el disco de Pulp, si no te tenía encima haciendome delirar suaves notas que volaban a lo largo del tejado de cemento que con tantas ganas quería volver a mirar. Pero se me ocurrió pregunarte, ¿Qué sientes por mí?, y todo se acabó, así, tal como comenzó, en un abrir y cerrar de ojos todo se acabó. Nada. Esa fue una respuesta inseperada, pero descuida, ya verás, que mi hermano no ta hará feliz, porqué hoy, el día de tu boda, me quedaré con tu corazón, gracias a esta cimitarra, compañera del destino hostil del día día, comienzo mi momento: Sacio mi sed.
